domingo, 13 de marzo de 2011

Centrales nucleares, desastres y politica energética radical

En la situación actual no es facil prescindir globalmente de la energía nuclear...

La urgencia de trabajar por la resolución del problema de la energía clama ya por una inversión en energía solar y hacerlo a nivel de viviendas. Es decir que hay que remodelar el sistema de forma que cada vivienda esté dotada de paneles solares.
Esto requiere sin duda una gran inversión y supone un problema para el modelo social en que vivimos, pues significa un gasto público cuya finalidad es reconvertir a los consumidores de energía en productores.
Es difícil si no cambiamos la mentalidad, y lo que es peor, la mentalidad de las élites.
Imagino que es un problema dejar de percibir millones del consumo de los particulares de una gran ciudad, tanto para el estado como para las compañías eléctricas. Pero ante la posible paralización de un país por un desastre natural, o un atentado en una central nuclear, me parece una opción digna de ponerse en práctica.
El bienestar común es algo que debe primar sobre el juego del “monopoli” internacional.
Hemos visto lo que ha pasado en Japón con un terremoto afectando centrales nucleares, pero el caso es que esas centrales estaban adaptadas a terremotos (solo que de menos intensidad), pero ¿qué puede pasar  en caso de guerra o ataque terrorista?
Todos los modelos de política energética tienen como común denominador la necesidad de crear la energía lejos del consumidor y distribuirla (y cobrarla) pero cada vez que nos enfrentamos a un desastre se producen apagones que generan perdidas a nivel particular y general.
La posibilidad de que tarde o temprano la tierra se vea enfrentada con una tormenta solar no es algo que debamos dejar de lado. Es algo que está en el abanico de posibilidades – es decir es algo posible aun que sea impredecible.
Veamos lo que eso implicaría en el modelo energético actual.
Según la NASA:
«La Tierra y el espacio están a punto de entrar en contacto de una forma que es nueva en la historia de la Humanidad». Expertos de la NASA han vuelto a advertir del peligro que puede suponer para la Tierra la explosión de una única y gran tormenta espacial, generada a más de 150 millones de kilómetros de distancia, sobre la superficie del Sol. Una actividad solar en extremo intensa -en los próximos años se esperan niveles cada vez mayores- causaría un desastre sin precedentes. Nuestros sistemas energéticos y de comunicaciones quedarían gravemente dañados por el alcance del plasma solar y nuestro cómodo sistema de vida occidental, que descansa más que nunca sobre la tecnología, se vendría abajo como un castillo de naipes.
Quizás este comentario sea más interesante:
Nuestras redes eléctricas no están diseñadas para resistir esta clase de súbitas embestidas energéticas. Y que a nadie le quepa duda de que esas embestidas se producen con cierta regularidad. Desde que somos capaces de realizar medidas, la peor tormenta solar de todos los tiempos se produjo el 2 de septiembre de 1859. Conocida como «El evento Carrington», por el astrónomo británico que lo
midió, causó el colapso de las mayores redes mundiales de telégrafos (imagen bajo estas líneas). En aquella é
poca, la energía eléctrica apenas si empezaba a utilizarse, por lo que los efectos de la tormenta casi no afectaron a la vida de los ciudadanos. Pero resultan inimaginables los daños que podrían producirse en nuestra forma de vida si un hecho así sucediera en la actualidad. De hecho, y según el análisis de la NAS, millones de personas en todo el mundo no lograrían sobrevivir.



Si el sistema de suministro partiera de alimentación local y solar el efecto sería diferente. Pasada la tormenta las ciudades, industrias y servicios volverían a estar alimentada por las placas solares.  Para una tormenta solar realmente destructiva, solo queda estar relajados…  pero la idea de depender  lo menos posible del suministro en red es válido para muchas situaciones de desastre. ¡Vean lo que está pasando en Japón!

Las placas solares actuales son ya más eficientes que hace unos años, y estoy seguro de que hay tecnología suficiente para mejorar rápidamente esta eficiencia. Sin citar la energía eólica, u otras que están detenidas por la política del lucro basado en la carencia.
El lucro basado en la carencia es el sistema actual. Consiste en generar dependencia acumulando recursos de los cuales se priva a la colectividad, de esta forma precisamos obtener los recursos desde quienes los administran. Ese modelo es vigente incluso en los llamados “socialismos” si bien el modelo capitalista es elñ exponente máximo.
Lejos de hablar de abolir la propiedad privada, el modelo a buscar es compartir los recursos desde los particulares a lo colectivo. Disminuir la “necesidad”.
Una política que realmente descentralice la producción de energía podría extenderse a la producción de alimentos, que de alguna manera también son precisamente energía (cada uno de nosotros requiere alimento como principal fuente de energía)… pero eso sería otro tema.
Está demostrado que en un entorno enriquecido la agresividad disminuye, y aumenta la creatividad.  La pobreza y el miedo a la pobreza son la causa de la mayoría de los delitos, que o bien están causados por la necesidad de proveerse de lo necesario, o bien están causados por el deseo de acumular para prevenir la carencia.
La política de la carencia y la dependencia está frenando la comercialización de mucha tecnología mediante la inmovilización de patentes – eso es acumulación de conocimientos y privación de ello a la humanidad.
Por ahora solo puedo ver posible que cada vez más particulares (con cierta capacidad económica) implementen tecnología solar a nivel privado, y que esa actitud promueva la rentabilidad de la industria solar y eólica.
Pero sería deseable algo así como un plan de promoción a nivel gubernamental que permitiese que las ciudades, pueblos y comunidades pudieran dotarse rápidamente de paneles solares.
Modelos posibles serían la financiación parcial, o el alquiler (renta) del sistema.  
Solo calculen la superficie edificada de un país e imaginen esa superficie cubierta de paneles solares. ¿A cuántas centrales nucleares equivaldría la producción?
Si a ello sumásemos una reducción del consumo por la mejora del rendimiento de la tecnología – por ejemplo colocar leds y bombillas de bajo consumo en lo posible… ¿Cuál sería la mejora?


Kraftwerk - The Mode

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